Como una de sus principales novedades incluye que las empresas que traten datos personales deben recabar el consentimiento expreso de los usuarios. A pesar de haber contado con dos años de transición, la mayoría de las empresas han esperado al último momento para solicitar el consentimiento de los usuarios.
Así, a partir de ahora, las empresas están obligadas a informar a sus usuarios sobre el uso que hacen de sus datos, para qué fines los van a utilizar, el tiempo durante el cuál se conservarán, con quién se compartirán o si serán transferidos fuera de la UE.