Para adoptar esta resolución se ha tenido en cuenta que el hombre, tras quedarse en paro y agotar la prestación, percibe un subsidio de 426 euros al mes.
Ha pasado por cuatro sentencias previas y dos juicios y tras diez años de proceso judicial, el Tribunal Supremo ha liberado a este padre divorciado y desempleado desde hace seis años, de tener que pagar la pensión por alimentos a su hija treintañera que, tras doce años matriculada en la universidad, aún no ha concluido sus estudios ni se ha puesto a trabajar.