El efecto de la radiación solar es acumulativo y nos acompañará toda la vida, por tanto, las quemaduras sufridas en la infancia aumentan el riesgo de cáncer de piel cuando sean adultos. Según este estudio, lo recomendable es evitar que los bebés menores de un año, y especialmente los menores de seis meses acudan a la playa en las horas centrales del día y que si acuden, sea con ropa adecuada y con un factor máximo de protección solar.