La trabajadora, que inició su relación laboral con Osakidetza en el año 2000 para la limpieza de hospitales y centros de salud, ha ido encadenando, de manera prácticamente ininterrumpida, nombramientos temporales y prorrogas hasta el día de hoy. El Tribunal establece con claridad que “siempre ha desarrollado tareas ordinarias que no respondían a ninguna necesidad eventual”, de ahí el abuso en la contratación temporal.