David Lidington, miembro del gabinete de Gobierno de Inglaterra, presidió el pasado jueves una reunión con diversos miembros del Ejecutivo en la que se trazó el plan a seguir en caso de que la reina Isabel II falleciese. Una maniobra que llega justo en la misma semana que canceló su asistencia a un servicio religioso en la catedral de San Pablo de Londres por sentirse indispuesta.
Theresa May comunicará a los británicos su fallecimiento. Se declararán diez días de luto nacional y el cuerpo de la monarca permanecerá durante cuatro días en el palacio de Westminster.