Y no solo en el campo y entornos rurales, desde la asociación también advierten de «lo fácil» que es traerse de vuelta a casa estos parásitos a las ciudades desde el campo, «pegados al cuerpo de las mascotas o incluso de las personas, después de dar un paseo por el campo».
Una vez en las ciudades, y sobre todo cuando el termómetro comienza a subir, los expertos detallan que se ha observado que las garrapatas tienden a refugiarse en las viviendas, mostrando especial predilección por aquellas que se sitúan en las plantas bajas con jardines y por los chalés con vegetación alrededor.