Y es que ellos también tienen su particular síndrome postvacacional y en algunos casos lo pasan mal, a pesar de reencontrarse con muchos de sus amigos. Lo que ocurre es que septiembre se convierte en vuelta a la rutina y con ello a las obligaciones, tal y como explican los psicólogos.Por ello hay que intentar que antes de empezar las clases se vayan habituando a los horarios que van a tener durante el curso, por ejemplo, a la hora de irse a la cama o levantarse por la mañana. Así, podemos evitar que estén más pesados e irritables, entre otros, algo que eso sí, suele pasar a los pocos días.