En concreto, unos 6,3 millones de niños murieron en 2017 en todo el mundo, en su mayoría por causas evitables. Esto representa la muerte de un niño de menos de 15 años cada cinco segundos. La mitad de estos fallecimientos se produjeron en el África Subsahariana, donde uno de cada 13 niños muere antes de cumplir los cinco años. En los países ricos, esa cifra es de uno de cada 185. Ante esta situación desde la ONU señalan que con soluciones sencillas como medicamentos, agua potable, electricidad y vacunas se podría cambiar esta triste realidad.