Supone además la segunda causa de muerte (la primera en mujeres), así como la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto.
Según la Sociedad Española de Neurología, una de cada seis personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida, de los cuales la mitad quedará con secuelas discapacitantes o fallecerán. Por cierto que, anualmente, fallecen en España más de 27.000 personas – 1.300 en Euskadi – por sufrir una enfermedad cerebrovascular. Aunque el ictus puede ocurrir en todas las edades, las posibilidades aumentan considerablemente a partir de los 60-65 años. Pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo; trastorno repentino de la sensibilidad, sensación de “acorchamiento u hormigueo” son algunos de los síntomas de esta enfermedad.