Y es que los modelos posteriores a 2016 tienen un cable de conexión con la pantalla que sufre un desgaste cada vez que se abre o se cierra el portatil y puede terminar rompiéndose. Debido a una decisión de diseño de la compañía, la sustitución de este cable, que costaría apenas unos cinco euros, resulta imposible por la manera en que está conectado y se hace obligatorio cambiar toda la pantalla del equipo lo que eleva el coste de reparación a más de 500 euros.
FACUA considera que Apple podría estar incurriendo en un caso de práctica comercial desleal y además manifiesta que esta conducta podría suponer una grave lesión al interés económico de los consumidores debido al alto precio de la reparación.