La población residente en España aumentó el año pasado hasta los 47,10 millones de personas. El incrementó fue de 163.000 personas en la primera mitad de 2019, gracias en buena medida a la inmigración. Este aumento es resultado de un saldo migratorio positivo de 209.000 personas, suficiente para compensar el saldo vegetativo que nos ha dejado 45.000 muertes más que nacimientos.
Entre enero y junio la población creció en trece comunidades. En Baleares es donde produjo un mayor incremento de habitantes de la mano de las migraciones, seguida de Madrid, y Canarias. Por contra se redujo en Galicia, Castilla y León, Asturias y Extremadura, así como en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
En total, el número de extranjeros aumentó en 183.000 hasta superar los cinco millones. Con todo ello, España ha superado, por primera vez en su historia, los 47 millones de habitantes.