Save the Children alerta de que los niños, niñas y familias vulnerables que viven en asentamientos informales, como los campos de refugiados y desplazados, están expuestos al coronavirus. En este momento, 70 millones de personas en todo el mundo son desplazadas, refugiadas o solicitantes de asilo. Más de 12 millones de niños y niñas son refugiados. Parte importante vive en asentamientos o campamentos en condiciones de hacinamiento y con nula o poca atención médica. La falta de acceso a sistemas de salud, a una red de saneamiento y agua segura y tener un sistema inmunitario bastante debilitado les convierte en más vulnerables a enfermedades infecciosas.
Algunas de las medidas que los Gobiernos están adoptando para frenar el contagio, como el aislamiento social, suponen un desafío imposible de cumplir en los campos de personas desplazadas y refugiadas.
En Idlib, en el norte de Siria, donde el conflicto ha obligado al millón de personas que han huido a asentarse en campamentos masificados, el aislamiento no es una medida viable por lo que un brote de coronavirus tendría consecuencias devastadoras para las familias, quienes ya llevan a sus espaldas nueve años de conflicto armado.
En Cox’s Bazar, Bangladesh, el asentamiento de refugiados más grande del mundo, actualmente no existe un sistema para detectar o evaluar el coronavirus ni unidades de cuidados intensivos para casi un millón de personas refugiadas, la mitad niños y niñas. El hacinamiento es elevado y hay escasa libertad de movimientos por lo que un brote del virus resultaría catastrófico.
En África subsahariana, que alberga a más de una cuarta parte de la población refugiada del mundo, se están confirmando casos en la mayoría de los países y el coronavirus es un grave riesgo tanto para las personas refugiadas como para las comunidades de acogida. Es la región del planeta con menor número de profesionales de la salud: cuenta solo con dos médicos por cada 10.000 habitantes, frente a los 16 por cada 10.000 de Asia oriental y el Pacífico, donde se han producido la gran mayoría de los casos confirmados de Covid-19. Sus sistemas de salud no tienen capacidad para desplazar la atención que prestan en este momento contra otras enfermedades mortales y problemas graves como la desnutrición.
Save the Children desarrolla programas de saneamiento e higiene en todo el mundo y está trabajando con equipos de salud en el terreno para prevenir a la población de Covid-19 con consejos como el lavado de manos y el aislamiento, pero se necesita más apoyo para llevarlas a gran escala.
La organización se prepara para intervenir en países con sistemas de salud muy frágiles y hace un llamamiento a los donantes internacionales y a los gobiernos locales para que aumenten la inversión en fortalecer los sistemas de salud existentes de modo que puedan responder a un posible brote de coronavirus sin comprometer otros servicios sanitarios. También insiste en la necesidad de lanzar campañas informativas dentro de las poblaciones refugiadas y desplazadas para evitar que ocurran nuevas infecciones.