En plena crisis como consecuencia del coronavirus, quizás sea momento de darnos cuenta de ciertas cosas, de lo que realmente es importante y merece la pena. Y es que, en todas las crisis, hay una Cara A y una Cara B.
Estamos viendo como este estado de alarma y esta situación están sacando nuestro lado más solidario, sobre todo con las personas mayores. Muchos se están ofreciendo a ayudar a los demás. Estamos reconociendo el trabajo de los sanitarios, farmacéuticos, transportistas y empleados de supermercados, de todo los que tienen que trabajar fuera de casa estos días y a los que aplaudimos cada noche desde nuestras ventanas. En una sociedad en la que todos vivimos frenéticamente, el COVID-19 nos ha paralizado, y ha sacado lo más bonito de nosotros: la solidaridad, el compañerismo y el sentimiento de pertenencia a un grupo.
Esta es la Cara B del coronavirus, que estamos compartiendo más tiempo con nuestras familias, jugando con nuestros hijos y pasando juntos este trance, porque si, pasará y se acabará. Mientras tanto, yo, resistiré.