El Banco de España tenía previsto publicar este miércoles sus primeras proyecciones macro del año, los típicos cuadros de cómo está creciendo el país, qué empuja el crecimiento, qué salud financiera tiene el sistema y otros augurios para los principales indicadores económicos. Pero el coronavirus lo ha impedido.
El organismo, en su informe trimestral emitido esta jornada dice que la «elevada incertidumbre provocada por la propagación mundial de la enfermedad» impide hacer cálculos a medio plazo de la economía española. El regulador bancario liderado por Pablo Hernández de Cos sí observa, en cambio, los primeros efectos devastadores en la zona euro, la más afectada actualmente por la expansión del virus: Italia y España ya son los países que cuentan más fallecidos del mundo.
«Las perspectivas económicas se han deteriorado de forma muy brusca e intensa», alerta el informe. El Banco de España acepta como «necesario» el confinamiento de la población para detener el brote, pero alerta de que está afectando negativamente a la economía por la parálisis de la actividad y «principalmente por una profunda retracción del gasto de familias y empresas, en un contexto de aumento de la incertidumbre, hasta niveles probablemente inéditos en décadas».
Nos enfrentamos a una perturbación muy profunda, con una incertidumbre elevada sobre su magnitud y transitoriedad
El organismo observa un impacto muy pronunciado sobre el gasto en bienes de consumo de los hogares. Y no solo desde que empezó el confinamiento -algo más obvio porque los ciudadanos no pueden salir a gastar a la calle- sino también en días anteriores. «Un indicador de búsquedas en Internet relacionadas con el gasto en bienes de consumo muestra un fuerte descenso desde los días previos a la declaración del estado de alarma», dice el informe sobre una tendencia a la retracción de consumo por el miedo anticipado a la pandemia.
El organismo prevé ahora un impacto «muy pronunciado» en la actividad económica y en el empleo. Augura «caídas severas» del PIB este año y un desplome de la inflación (sobre todo por el abaratamiento del petróleo) que tanto le había costado a Mario Draghi acercar al 2% como barómetro de salud. Algunos sectores lo pagarán más que otros: «Los efectos son pronunciados en turismo, transporte y ocio, con una suspensión casi completa de hostelería y comercio minorista», analiza el informe.
Algo preocupante en el caso de España donde el turismo aporta por sí solo un 12% del PIB y un 13% del empleo al país. Y no es el único golpe a la economía española. «También ha cesado la producción en la industria automovilística por el parón de la demanda y la interrupción de las cadenas de suministro», añade sobre una industria que aporta otros 10% al país y que ahora sufre un dominó de ERTE en las fábricas repartidas por Valencia (Ford), Vigo (Peugeot), Navarra (Volkswagen), Barcelona (Nissan), Madrid (Iveco) o Valladolid (Renault).
Todo dependerá, dice el informe, de dos factores: uno, la rapidez con la que se contenga el brote y dos, las medidas que las insitituciones tomen para luchar contra él. «El impacto y duración dependerá crucialmente de la efectividad de las medidas puestas en marcha por las distintas autoridades económicas». Y aquí vuelve a apretar a los estados miembro de la UE para que sean más atrevidos con la política fiscal. Es decir, más gasto público y más dinero en el bolsillo de los contribuyentes.
El organismo aprecia que se tomen medidas contra el daño que la pandemia está produciendo a la renta de los ciudadanos -como la moratoria de hipotecas o los avales a pymes- pero exige más ambición en Bruselas. «La actual crisis sanitaria desborda las fronteras nacionales, es un reto común a todos los países del área del euro y del conjunto de Europa», dice el regulador bancario, que insiste en pedir los famosos «coronabonos» así como desplegar «un fondo de desempleo europeo».