Si esta cuarentena se está haciendo interminable para muchas personas, sepan que en un pequeño condado de en Inglaterra, en 1666, todos sus vecinos, de manera voluntaria decidieron encerrarse durante más de un año para no propagar la epidemia más devastadora de la historia en su país: la peste negra.
Una cuarentena autoimpuesta que se convirtió en un acto heroico sin precedentes. En primer lugar, porque consiguieron aguantar 14 meses, soportando la mayoría de ellos los síntomas de aquel virus que había acabado con la mitad de la población de Europa. Síntomas aterradores que solían llevar a la muerte y que se propagaban a una ferocidad increíble. Por ello, los 350 vecinos de Eyam decidieron encerrarse no para salvarse sí mismos, sino para no contagiar a las poblaciones de los pueblos cercanos. Gracias a ello, salvaron la vida a decenas de miles de personas de ciudades vecinas.