La ansiedad y el estrés que muchos están viviendo en estas últimas semanas pueden desembocar en alopecia. Y es que son dos aspectos que pueden influir en la caída del cabello.
Lo cierto es que un alto nivel de estrés puede provocar una caída de pelo derivada del aumento del cortisol, que disminuye la absorción de nutrientes y agua necesarios para una buena salud capilar. Este tipo de alopecia suele tener unas características particulares, es generalizada y más homogénea y afecta al total del cuero cabelludo por igual” y “la caída se produce de forma muy repentina”.
La alopecía se puede combatir con tratamientos específicos, pero, en estos casos, según los médicos, es recomendable acudir al origen del problema, a la causa del estrés, por lo que se aconseja recibir ayuda de un especialista.