El sol de verano no es solo un aliado para broncearse, es una ayuda inestimable para eliminar el 90% o más del coronavirus en tan sólo 34 minutos, según un estudio realizado por Jose Luis Sagripanti y David Lytle, científicos retirados del Ejército de Estados Unidos.
Los investigadores de este estudio explican que la luz del sol del mediodía en la mayoría de las ciudades del gigante norteamericano es extremadamente eficaz a la hora de dejar al COVID-19 fuera de combate, eliminando las partículas que pueden haber quedado en una superficie si hemos tosido o estornudado sobre la misma.
Apuntan que el virus es más infeccioso desde diciembre hasta marzo, cuando puede vivir en la superficie hasta por un día o más «con riesgo de reaerosolización y transmisión en la mayoría de estas ciudades». La pareja de científicos también examinó cómo los rayos ultravioletas destruyeron el virus en varias ciudades de todo el mundo durante diferentes épocas del año.
El estudio también sugiere que las órdenes obligatorias de quedarse en casa emitidas con la esperanza de detener la propagación del coronavirus pueden haber sido más dañinas que buenas. «En contraste, las personas sanas al aire libre que reciben luz solar podrían haber estado expuestas a dosis virales más bajas con más posibilidades de desarrollar una respuesta inmune eficiente», explican.
Investigaciones anteriores han demostrado que durante el brote de gripe española de 1918, los pacientes que estuvieron expuestos al sol en «hospitales al aire libre» pueden haber tenido una mejor oportunidad de supervivencia. La nueva evidencia llega meses después de que los expertos en salud rechazaran la idea de que el virus no se propaga tanto en climas más cálidos.