Las mascarillas quirúrgicas pueden tardar hasta 400 años en descomponerse, mientras que los guantes biodegradables tardarán, en el mejor de los casos, 30 años. Así se pone de manifiesto en la exposición ‘Los otros peces del río’, promovida por el Gobierno de Navarra a través del Consorcio de Residuos de la comunidad.
La iniciativa busca sensibilizar sobre cómo deshacerse adecuadamente de estos equipos de protección. Según el Gobierno foral , las mascarillas y los guantes se han convertido en valiosos elementos para proteger vidas y frenar la propagación de la COVID-19, pero si no se desechan correctamente suponen un grave perjuicio para el medioambiente. Una vez usados, deben tirarse al contenedor de resto y bajo ningún concepto tirarse al suelo. Este material se descompone en microplásticos que acaban en las vías fluviales y son ingeridos por las especies marinas. Se calcula que pueden tardar 400 años en descomponerse.