Buena respuesta inmune de la vacuna de Moderna

Los científicos de todo el mundo continúan buscando una vacuna que contribuya a frenar la expansión de la pandemia causada por la COVID-19 y comienzan ya a producirse avances.
Los primeros resultados revelan que la vacuna mRNA-1273, diseñada para proteger contra el coronavirus, generó una respuesta inmune “robusta” en los 45 pacientes que la probaron, según ha difundido Moderna, una de las empresas creadoras. La noticia ha disparado las acciones de la compañía más de un 16%.
La vacuna experimental, encaminada a realizar las pruebas finales, está siendo desarrollada conjuntamente por investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y de Moderna. Su función es inducir anticuerpos neutralizantes dirigidos a una parte de la proteína “espiga” del coronavirus, que el virus utiliza para unirse y entrar en las células humanas.
El ensayo fue dirigido por Lisa A. Jackson, del Kaiser Permanente Washington Health Research Institute en Seattle (EE UU), donde el primer voluntario fue vacunado el 16 de marzo. Este informe provisional detalla los hallazgos iniciales de los primeros 45 participantes, de entre 18 años y 55 años.
Tres grupos de 15 participantes recibieron dos inyecciones intramusculares, separadas por 28 días, con tres dosificaciones distintas de 25, 100 o 250 microgramos (mcg) de la vacuna. La respuesta positiva de anticuerpos se produjo en los tres grupos, independientemente de la dosis recibida. Se desconoce por el momento la duración de los anticuerpos, pero los pacientes serán estudiados durante el próximo año para conocer cómo evolucionan los niveles.
En abril, el ensayo se amplió para inscribir adultos mayores de 55 años y ahora tiene 120 participantes. Pero los resultados aún no han salido a la luz. No obstante, el momento más importante llegará a finales de junio, sobre el día 27, cuando se llevará a cabo un estudio con 30.000 personas para comprobar la fuerza real de las vacunas a la hora de protegernos contra el coronavirus.
Después de probar la vacuna, no aparecieron efectos secundarios graves. Pero más de la mitad de participantes en el estudio afirmaron haber sentido reacciones parecidas a las provocadas por otras vacunas, como fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre y dolor en el sitio de la inyección. En tres participantes que recibieron la dosis más alta, esas reacciones fueron más graves, por lo que se tratará de evitar proporcionar esa dosis.
Sobre una veintena de posibles vacunas contra el COVID-19 se encuentran en distintas etapas de prueba en todo el mundo. Algunas desarrolladas en China y la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, también están cerca de entrar en la recta final. Y las personas ya pueden empezar a ofrecerse como voluntarias para los distintos estudios.
El estudio con 30.000 personas será el más grande del mundo registrado hasta la fecha en la búsqueda de una posible vacuna contra el COVID-19. Y Estados Unidos no es el único país que se plantea un estudio de estas dimensiones. El Gobierno planea estudios de tamaño similar para la vacuna de Oxford y una de Johnson & Johnson. Pfizer Inc. planea su propio estudio por separado.


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