La Ertzaintza ha detenido este martes a tres altos cargos de la empresa Verter Recycling 2002, propietaria del vertedero de Zaldibar, que el pasado mes de febrero sufrió un derrumbe de miles de toneladas de residuos, donde todavía permanecen sepultados los trabajadores Alberto Sololuze y Joaquin Beltrán.
Los detenidos son el propietario de Verter Recycling, José Ignacio Barinaga Egia; la administradora única de la empresa, Arrate Bilbao, y el director técnico del vertedero, Juan Etxebarria.
La causa por el derrumbe se instruye en dos juzgados. En el juzgado de Durango se investiga la desaparición de los dos empleados sepultados por los escombros, Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze; y en el de Eibar se instruyen las denuncias por los supuestos delitos contra los derechos de los trabajadores y contra el medio ambiente.
La Ertzaintza remitió a principios del pasado mes de junio un informe a uno de estos juzgados en el que informaba al instructor de que apreciaba «indicios de criminalidad» en la gestión del mismo.
En otro informe enviado a la Fiscalía del País Vasco por el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco también se aportaba el reconocimiento de la empresa de que días antes de producirse el colapso de la escombrera habían tenido conocimiento de la aparición de algunas grietas en la misma, sin que se detuviesen los trabajos de descarga de residuos.
Tanto la Ertzaintza como la consejería de Medio Ambiente apreciaban en sus informes la posible comisión de dos delitos, uno contra los recursos naturales y el medio ambiente, por ponerse en «riesgo grave» el entorno natural y «la salud de las personas», y un segundo contra los derechos de los trabajadores.
El 6 de febrero, hacia las 16:00 horas de la tarde, se produjo el derrumbe de la escombrera, que sepultó a los dos empleados que se encontraban en la zona de la báscula del vertedero en ese momento, y que invadió la calzada de la autopista que une Bilbao con Donostia-San Sebastián, provocando el corte de la vía al tráfico durante varios días.
A la gravedad del colapso del vertedero, único caso habido en Europa, se unió el descubrimiento de que en el mismo se habían almacenado residuos que contenían amianto, material tóxico para el que la escombrera no tenía autorización para aceptar su depósito.