La COVID-19 impacta en la salud emocional: el 90% de la población sufre estrés y casi uno de cada cuatro se automedican sin prescripción médica. Además, el 60% de la población no trabaja su salud emocional, con especial incidencia en mujeres y los más jóvenes
Y es que el estrés, es el el mayor impacto emocional de la COVID-19, ya bien sea por miedo al contagio o por estar confinado. Todo ello ha impactado en la salud de la población, aumentando el número de personas con problemas de sueño, ansiedad, irritabilidad e incluso aquellas que comen más por culpa del estrés en comparación con el año pasado. Por otra parte, la sensibilización sobre las medidas preventivas de higiene para evitar el contagio es cada vez mayor y más positiva. 7 de cada 10 señalan que estas medidas, como el uso de gel hidroalcohólico o la mascarilla, permiten que gocen de un buen estado de salud