Dos recientes estudios científicoss coinciden en que las pantallas faciales no protegen de forma eficaz contra el coronavirus porque no se ajustan adecuadamente a la cara, lo que puede provocar que se puedan escapar gotas al toser o estornudar.
Es por ello que siempre aconsejan, además de las pantallas faciales, usar mascarilla que cubra nariz y boca. Los científicos han llegado a la conclusión de que el volumen de esa nube sin mascarilla es 7 veces más grande que con una mascarilla quirúrgica y 23 veces más grande que con una máscara N95, las mascarilla con válvula. Según este estudio son los primeros 5 a 8 segundos después de toser lo que importa para suspender las gotas exhaladas en el aire y, en consecuencia, para la propagación de la enfermedad. Después de ese tiempo, la nube de la tos generalmente comienza a dispersarse.