Con la llegada del verano, la presencia de insectos: mosquitos y hormigas es muy común. Pero hay que tener cuidado porque en ocasiones se pueden confundir y en realidad son termitas aladas, cuyo poder de destrucción es descomunal.
Con una longitud de escasos milímetros, estos insectos son capaces de provocar el desplome de grandes edificios. Son muy difíciles de detectar hasta que su impacto ha causado ya daños irreparables. El momento clave para prevenir sus efectos es precisamente en esta época del año, cuando abandonan su termitero para fundar nuevas colonias. Por ello, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) advierte de la importancia de estar alerta. Así lo explica su subdirector general, Jorge Galván:
Los lugares carentes de ventilación, con humedad, y en general, faltos de mantenimiento y limpieza, son el hábitat idóneo para su asentamiento.