En un comunicado, el Banco de Alimentos ha explicado que tiene un problema de relevo generacional entre sus voluntarios y que el nuevo programa de ayudas alimentarias de la UE contempla que se haga con tarjetas-monedero que se entregarán directamente a los usuarios, por lo que se tiene que hacer un control y seguimiento con herramientas informáticas.
Además, la entidad también necesita nuevos almacenes y más congeladores para poder aprovechar la nueva ley sobre desperdicio alimentario y poder los recoger y utilizar los sobrantes de empresas de «catering» y restauración.
Otro de los problemas a los que se enfrenta el Banco de Alimentos es el de la inflación, ya que durante el segundo trimestre de 2022 ha adquirido un 9,5 % menos de alimentos pagando un 14,5 % más que en el trimestre anterior.