El año pasado Euskadi registró 435 delitos de odio, la mayoría lesiones, amenazas y coacciones racistas y xenófobas. La Ertzaintza detuvo a 44 personas e imputó a 246 por estos hechos.
Así se desprende de un estudio presentado por el consejero vasco de Seguridad, Josu Erkoreka, en el que se indica que los delitos de odio han crecido desde 2016, cuando se realizó el informe, no sólo porque se producen más, sino también porque existe una mayor conciención.
En concreto, los delitos son sobre todo por racismo y xenofobia, principalmente contra personas de origen árabe. En segundo lugar destacan los producidos por orientación o identidad sexual de la víctima. Mención especial también a las lesiones con agravante de odio hacia las mujeres, por los pinchazos del pasado verano.