El proceso íntegro hasta que se vea rodar los nuevos trenes por las vías se va a prolongar durante varios años, tanto por el complejo proceso de licitación del contrato, la cantidad de material móvil a estrenar, así como por el coste económico que supondrá para las arcas del CTB, el organismo financiado al 50% por la Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco y el cual es responsable de sufragar los presupuestos de Metro Bilbao.
Unas circunstancias que supondrán que el relevo generacional de los trenes que prestan servicio en la línea 1 y 2 sea prolongado, con lo que algunas de las unidades más antiguas superarán los 30 años antes de ser retiradas del servicio.