Edu, Miguel Ángel, Peri y un servidor no dabamos crédito de lo que nuestros ojos veían. Cuando crees que ya lo has visto todo vienen los leones y te sorprenden. ¡Qué despropósito! Y para más inri, pierdes de penalti en el 96. Los lanzamientos desde los once metros fueron descorazonadores. Los fallos fueron tan impactantes que parecían parte de una conjura de los astros en contra del Athletic. La confianza se esfumó, y el equipo se sintió paralizado, incapaz de reaccionar ante un Girona que, por el contrario, revivió tras las paradas de Gazzaniga.
El momento desquiciante llegó cuando, en un agarrón de siete metros incompresible, Paredes cometió un penalti de libro que nos dejó a todos con cara de tontos. La incredulidad se apoderó del ambiente cuando Stuani, un viejo zorro que nos tiene cogida la medida, transformó la pena máxima, sellando así el destino del Athletic, en un día que recordaremos tanto como el de los pantalones verdes ante el Mallorca.