A la expedición vizcaína le queda un trayecto de 7.850 kilómetros que promete ser más que un mero desplazamiento. El entrenador Jaume Ponsarnau, siempre atento a los detalles, expresó su preocupación por la travesía: «La dificultad añadida es el viaje».
La plantilla llega con un par de contratiempos. Harald Frey, el base noruego, se queda en casa debido a un esguince de tobillo, una baja sensible que pesa sobre las posibilidades del equipo. «Jugó tocado el domingo», confesó Ponsarnau, quien también se preocupa por Melwin Pantzar, que aunque arrastra un golpe, pero estará listo para el desafío.
En el fondo, el encuentro con Kutaisi parece, en el papel, una misión asequible. La reciente demostración de poder ante el Balkan búlgaro, donde el equipo aplastó a sus rivales por 95-55, sugiere que la calidad de los hombres de negro es innegable. Pero el baloncesto, como la vida misma, no siempre sigue un guion preestablecido.