“Una buena persona, un buen padre y amante de la caza y el monte”. Las opiniones sobre Alejandro son unánimes en Espinosa de los Monteros, una villa que todavía no se cree lo que ha ocurrido.
Este sábado, Espinosa de los Monteros, perdía a uno de sus vecinos más queridos. La mala fortuna quiso que, Alejandro López López, 48 años, falleciera repentinamente de un infarto mientras cazaba junto a su hijo Jonathan. Así lo ha confirmado la autopsia.
“¿Cómo es posible que le haya dado un infarto si tenía un cuerpo atlético? Entre semana en el gimnasio, y los fines de semana en el monte”, se preguntan Andoni de Linaza y Fonsi Pereda, amigos íntimos, sin encontrar respuesta. Fueron ellos, los que permanecieron hasta pasadas las 22 de la noche en el monte junto a su amigo. “Queríamos acompañarle, en su adiós al monte, nos hemos criado juntos”, declara muy afectado Andoni. «Era un hombre que siempre tenía una sonrisa en la boca, era verte y sonreía», asegura Luis Berzal, otro vecino de la villa espinosiega.
Nacido en Espinosa de los Monteros, e hijo de Marce y Sarita, creció en un hogar marcado por el esfuerzo. Marce, albañil de oficio, y Sarita, que fue cocinera en el restaurante El Rincón y en una residencia local donde se jubiló, fueron quienes le enseñaron el valor del trabajo. Junto a su hermana Mónica, Alejandro vivió su infancia en la villa espinosiega, hasta que se fue a trabajar a Miranda de Ebro. Actualmente, trabajaba para Aernova en Álava.
Apasionado de la caza y la familia
Su amor por la caza, especialmente la becada, fue algo que transmitió a su hijo Jonathan, quien, tras un trágico accidente el año pasado en el que fue arrollado por el tren de La Robla, ya se había recuperado y se encontraba con su padre en el momento de su fallecimiento. “Era un padrazo de los pies a la cabeza”, asegura su amigo Andoni. Junto a su hijo Jonathan compartía muchas horas en el monte, cazando y recolectando setas. Su hijo Jonathan, ha querido dejar claro en este texto homenaje que escribe Radio Nervión y para el que hemos pedido autorización que “era un ejemplo de padre. Estoy intentando seguir todos sus pasos y, aunque se haya ido, nunca le voy a olvidar”.
Priscila, su mujer, y sus hijos Jonathan y Gabriel eran su razón de ser. En su tiempo libre, se dedicaba con fervor a acompañar a Gabriel a sus campeonatos de fútbol y a disfrutar de su amor por el Mirandés y el Real Madrid.
El alcalde de Espinosa de los Monteros, Jean Paul, visiblemente afectado, expresa su consternación: “Estoy muy triste. Trabajé con su padre, Marce, y aún no me lo creo. Espinosa pierde a uno de sus hijos. No es un buen día.”.
Este lunes, a las 17:00 horas, la Iglesia Parroquial de Espinosa de los Monteros acogerá una misa funeral para despedir a Alejandro.
Adiós, Alejandro. Amigo fiel, padrazo, familiar, sonrisa eterna. Así recuerda su gente, al hombre que todos los fines de semana volvía a su pueblo natal, Espinosa de los Monteros.