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La tradición del cordón de San Blas tiene sus orígenes en el año 316 d.C., cuando el santo, obispo y médico, salvó a un niño que se estaba ahogando con una espina de pescado. Desde entonces, San Blas es considerado el patrón de las enfermedades de garganta. Su devoción se mantiene viva en muchas regiones, especialmente en Bilbao, donde la bendición del cordón es una de las costumbres más arraigadas.
Cada 3 de febrero, los fieles adquieren un cordón de algodón de colores y lo llevan a la Iglesia de San Nicolás para bendecirlo. Después, lo colocan alrededor del cuello durante nueve días, confiando en la protección del santo contra catarros, dolores de garganta y otras afecciones. Hoy, al finalizar esta novena, llega el momento de completar el ritual: el cordón debe ser quemado en el fuego, un acto que simboliza la purificación y asegura la protección hasta el próximo año.
Más allá del acto religioso, la festividad de San Blas en Bilbao también tiene un marcado carácter festivo. Las calles se llenan de puestos que ofrecen rosquillas de anís, caramelos de Santiaguito y tortas tradicionales. Los dulces no solo añaden un toque especial a la celebración, sino que forman parte del recuerdo colectivo de esta fecha tan señalada.