En el barrio bilbaíno de Rekalde, cerca de la Alhóndiga de Gaztelondo, se encuentra un castillo construido por Paulino Astorgano en su huerta. La idea nació tras una conversación con el difunto alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, quien le relató la existencia de un antiguo castillo en los altos de Rekalde, cerca del actual campo del Iturri.
Según le contó Azkuna, aquel castillo fue uno de los lugares favoritos de un antiguo rey, que solía pasar allí sus tardes de verano. Fascinado por esta historia, Paulino decidió recrearlo con sus propias manos. Sin apenas recursos, trabajó durante más de dos años para construir esta singular estructura, poniendo todo su empeño, esfuerzo e ilusión en cada piedra.
Hoy en día, esta obra se encuentra cubierta de flora, lo que la hace apenas visible para los transeúntes. La vegetación ha invadido la construcción, ocultando gran parte de sus detalles y sumergiéndola en el olvido. Este castillo es un testimonio del esfuerzo y la pasión de su creador por mantener viva la historia local.
Los vecinos, apenados por el deterioro del castillo, buscan soluciones para restaurarlo y devolverle la apariencia que tuvo en sus inicios. Consideran que es un símbolo del barrio y una pieza clave que merece ser conservada.
La historia del castillo de Paulino Astorgano es un ejemplo de cómo las pequeñas iniciativas personales pueden convertirse en parte importante de un barrio, aunque el paso del tiempo y la naturaleza tiendan a ocultarlas.
