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Estos días se cumplen 40 años de la mayor tragedia aérea ocurrida en Euskadi. Hablamos del accidente del monte Oiz, montaña vizcaína en la que 148 personas perdieron la vida el 19 de febrero de 1985.
Aquel día y los siguientes, todo el país se estremeció con este accidente cuando el avión, un Boing 727, procedente de Madrid, estaba acercándose al aeropuerto de Sondika, a punto de aterrizar. No hubo supervivientes. A las 8:22h de aquel martes de carnaval, se produjo la última comunicación entre el avión y la torre de control. A partir de ahí, el silencio. Y es que en ese momento, la parte izquierda del morro del aparato chocó contra una antena de ETB, a 1.000 metros de altura. Esto fue fatal y el avión terminó estrellándose en Oiz.
La investigación
Aquel 19 de febrero había niebla, no se veía bien, y según la investigación, la tripulación cometió un error en la lectura del altímetro y no interpretó bien los avisos que alertaban de que el avión volaba por debajo de la altitud de seguridad.
148 fallecidos
En este accidente, el cuarto peor de los ocurridos en nuestro país, murieron 141 pasajeros y 7 miembros de la tripulación. Fueron por tanto 148 vidas truncadas por esta tragedia. En este sentido, según la Asociación de afectados por este accidente, «en muy pocos casos se encontraban en condiciones de identificarlos por los grandes daños sufridos. El accidente fue tal que los restos de los pasajeros tuvieron que ser recogidos en cajas para su posterior análisis. Seis familias nunca recibieron los restos de sus familiares». Lo cierto es que tan sólo un cuerpo quedó intacto, el cadáver de un hombre que viajaba en la bodega del avión.
Los restos del avión
Las imágenes de lo ocurrido dieron la vuelta al mundo y durante estas cuatro décadas han llamado la atención de muchas personas que han querido saber más sobre esta historia y que, en numerosas ocasiones han subido hasta Oiz para intentar conocer más de cerca lo sucedido. Algunas han encontrado incluso restos del fuselaje del Boing o pertenencias de los fallecidos.