
La enemistad entre María Díaz de Haro y Diego López de Haro surgió en un momento clave de la lucha por el control del Señorío de Bizkaia, a finales del siglo XIII y principios del XIV. Tras la muerte de su hermano, Diego López de Haro IV, en 1288, María se vio en una situación complicada para tomar las riendas del territorio. Si bien su hermano no dejó hijos varones, María creía que el señorío le correspondía a ella, siendo hermana del fallecido y viuda del infante Juan de Castilla. Sin embargo, su tío, Diego López de Haro V, se consideró el legítimo heredero y reclamó el poder, lo que desató el enfrentamiento con su sobrina.
A pesar de los esfuerzos de María por mantener el control, Diego López de Haro V, apodado «el Intruso», usurpó el título en 1295. Esta lucha fue aún más intensa por las tensiones políticas de la época, donde las alianzas con la Corona de Castilla y otros nobles eran cruciales para reforzar el poder. La posición de María, como mujer en un mundo dominado por hombres, hizo que su batalla fuera aún más dura.
La enemistad entre ambos se agravó por los conflictos dinásticos, los intereses económicos y la lucha por el control de las villas y territorios clave. A lo largo de los años, hubo enfrentamientos tanto militares como diplomáticos, y la situación cambió cuando Diego López de Haro V falleció en 1310. Esto permitió que María recuperara finalmente el control de Bizkaia, aunque sus esfuerzos por consolidarse en el poder fueron constantes.