
A tan solo una semana del gran desfile de Carnaval, que cada año reúne a cerca de 2.000 personas, Santurtzi declara la guerra al botellón. Un dispositivo especial de seguridad conformado por «más de medio centenar» de agentes de la Policía Local se desplegará por diversos puntos de la localidad. El objetivo: evitar el consumo de alcohol por parte de menores. Un contingente de la Ertzaintza –la cifra de efectivos está aún por detallar– se sumará a las labores de control con el fin de «celebrar una festividad con la mayor seguridad», apunta la alcaldesa, Karmele Tubilla.
De esa manera, los agentes vigilarán de cerca los establecimientos que vendan alcohol y los accesos al municipio, como las bocas de metro y la estación de tren. También las principales zonas de afluencia para requisar bebidas alcohólicas si los jóvenes no tienen más de 18 años.
El trabajo de prevención arranca desde esta semana. Los efectivos visitarán los establecimientos que despachan alcohol para recordarles la normativa. Las multas van desde un mínimo de 3.000 euros a un máximo de 600.000, para lo que se tendrá en cuenta casuísticas como si el establecimiento es reincidente y la repercusión de la venta en el menor.
Por otra parte, y para garantizar una mayor seguridad durante el desfile que se celebrará el próximo sábado, coincidiendo con el 8-M, las calles Itsasalde y Vapor Habana estarán cerradas al tráfico desde las 14.00 a las 21.00 horas. Durante ese plazo de tiempo tampoco se podrá estacionar en esas vías.