
Bizkaia, tierra de contrastes, combina imponentes montañas, valles verdes y una costa abrupta bañada por el Cantábrico. Sus pueblos, muchos de ellos con raíces medievales, conservan un legado cultural y arquitectónico único, mientras que su entorno natural invita a la aventura. Desde los acantilados de Gaztelugatxe hasta los bosques de Urdaibai, la provincia ofrece infinitos rincones por descubrir. Entre ellos, en la comarca de Las Encartaciones, se esconde un municipio diminuto en extensión, pero enorme en historia y belleza.
Lanestosa se erige como el municipio más pequeño de Bizkaia, abarcando apenas 1,31 kilómetros cuadrados. Fundada en 1287 por Lope Díaz III de Haro, esta villa medieval ha conservado su esencia a lo largo de los siglos, ofreciendo a los visitantes un viaje en el tiempo entre sus calles empedradas y casonas de piedra con balcones de madera.
Historia de Lanestosa
Lanestosa recibió el título de Villa el 6 de junio de 1287, otorgado por Lope de Haro para consolidar una población estable en una ruta clave entre Castilla y el Cantábrico. A diferencia de otras villas de Las Encartaciones, conserva su trazado medieval con callejuelas empedradas, palacios del siglo XVII y XVIII y casas con balcones cántabros. Su economía se basa en la agricultura y los servicios, con poca presencia industrial. Lanestosa también forma parte de la Ruta de Carlos V, ya que el emperador pernoctó en el Palacio de Colina en su camino hacia su retiro en el monasterio de Yuste.
Festividades y tradición
A pesar de su reducido tamaño, Lanestosa mantiene vivas tradiciones ancestrales. Cada 5 de agosto, la localidad celebra la festividad de la Virgen de las Nieves. Además, en junio, conmemoran la concesión del título de villa con mercados medievales que rememoran su rica historia.
Rodeada de naturaleza, Lanestosa es un punto de partida ideal para explorar cuevas prehistóricas, valles y enclaves naturales perfectos para la práctica de senderismo, cicloturismo y espeleología. Su entorno privilegiado permite a los visitantes desconectar y sumergirse en paisajes de gran belleza, característicos de la comarca de Las Encartaciones.