
La Calle Pelota de Bilbao, ubicada en el Casco Viejo, tiene un origen curioso relacionado con la historia de la ciudad y su muralla. Tras el derribo de la muralla que rodeaba Bilbao en el siglo XVI, los bilbaínos aprovecharon los restos de este antiguo muro para crear un frontón. En este espacio, se jugaba a la pelota, un deporte muy popular en la región. De ahí proviene el nombre de la calle, ya que «Pelota» hace referencia a esta actividad que marcó una parte importante de la vida cotidiana de los bilbaínos en ese momento.
La muralla de Bilbao, construida en 1334, fue una de las grandes obras defensivas de la ciudad. Protegía el núcleo urbano, donde se encontraban las familias más influyentes, palacios y la Catedral, mientras que las zonas fuera de la muralla tenían un ambiente más rural. Con el paso de los años, la muralla fue parcialmente derribada, aunque algunos restos se mantuvieron hasta el siglo XVIII. Estas huellas son visibles hoy en la calle Ronda, donde se pueden ver fachadas que incorporan fragmentos de la muralla, y en el suelo de San Antón y Artekale.
El nombre de la Calle Pelota no es el único legado de la muralla. La Calle Ronda, por ejemplo, recuerda los turnos de vigilancia que realizaban los soldados en la muralla, patrullando la ciudad para protegerla de posibles intrusos. Así, las calles de Bilbao no solo cuentan con una rica historia, sino que también mantienen vivas las tradiciones y actividades que definieron la vida en la ciudad a lo largo de los siglos.