
Cada día son muchas, muchísimas, las personas que vamos a trabajar, a clase o a hacer la compra, en autobús, tren, tranvía… Seguramente, alguna vez hayan tenido que decir a alguien aquello de: «perdona, ¿me dejas?» El autobús va hasta los topes, y hay asientos vacíos, ocupados por bolsos, mochilas, abrigos. Lo normal. Pero hombre, si ves que no para de subir gente en la parada, pues quita tus pertenencias del asiento de al lado para que pueda sentarse alguien.
Luego están ya quienes directamente evitan todo contacto visual, no le vayas a decir que te dejen sentarte, o quienes se ponen en el asiento del pasillo, para no llevar a nadie al lado. Algunos se sentarán ahí porque les gusta o porque se van a bajar en la siguiente parada, pero no siempre es así.
Falta de empatía o educación
El top de esta falta de empatía es hacerse el dormido. Lógicamente algunas personas se duermen de verdad, podemos hasta verles la babilla, con la boca bien abierta, incluso roncando. Pero muchas simulan que están durmiendo para que no les molestes. He llegado a ver a una persona, ocupando los dos asientos, tumbada, y tapándose la cara con el abrigo.
Caso aparte es cuando hay pasajeros ocupando los asientos para mayores, personas con discapacidad, embarazadas… Ven a una de estas personas y no se levantan. Todo ello a pesar de que la normativa es clara. Por ejemplo, según el reglamento de Bizkaibus: «Todos los vehículos tendrán reservados cuatro asientos para personas con movilidad reducida, próximos a las puertas de acceso, adecuadamente señalizados y accesibles a los timbres y señales de parada. Las plazas para PMR sólo podrán ser ocupadas por personas que no reúnan tal condición cuando se encuentren libres, debiendo ser cedidas ante la petición de una persona PMR. El personal de conducción o inspección deberá ordenar que se ceda el asiento cuando así sea requerido». Está es la teoría, aunque ya saben, en el día a día, a veces la práctica es bien distinta.
Así que quizás. Podríamos ser todos y todas un poco más consideradas, empáticas y educadas y ceder el asiento cuando corresponda.