Al despedirse de su labor, Daniel reflexiona sobre la importancia del factor humano en su trabajo y se muestra optimista por esta nueva etapa, en la que espera aprovechar su tiempo al máximo, tal como le aconsejó el presidente de la Asociación de la ONCE: “Ahora tienes tu vida al 100%”.
Daniel Ruiz Del Valle, uno de los cuponeros más conocidos de las Merindades y, especialmente, de Villarcayo, su pueblo natal, ha llegado al final de su carrera laboral después de 27 años dedicados a la venta de cupones. Daniel comenzó su carrera en la ONCE en 1998, tras haber trabajado previamente como bibliotecario y docente en educación de adultos. En sus primeros años, comenzó recorriendo la zona de Villarcayo y sus alrededores en su ruta de ventas, sin vender en un punto fijo. A lo largo de este tiempo, estableció relaciones cercanas con sus clientes, quienes valoraban enormemente su presencia y su manera de trabajar.
Red de ventas en las Merindades
A lo largo de su carrera, Daniel se enfrentó a numerosas dificultades en su ruta, sobre todo en invierno, cuando la nieve y el hielo hacían que el trabajo fuera aún más arriesgado. Sin embargo, sus historias más curiosas las vivió al contactar con los residentes de los pueblos, como los ganaderos que, en en sus primeros encuentros, se mostraban más interesados en sus vacas y caballos que en el paso del cuponero.
Además de la dureza del tiempo, Daniel también fue testigo del cambio en las rutinas de las personas que compraban y vendían lotería, un trabajo que antes solo se asociaba con la Lotería Nacional. Fue con constancia y una relación cercana con sus clientes que logró ganar su confianza y crear una red de ventas en los bares y comercios de la zona, facilitando que los cupones pudieran venderse incluso fuera del horario habitual.
Jubilación anticipada
A sus 56 años, ha decidido jubilarse tras recibir la noticia de que, debido a una malformación congénita provocada por la talidomida, su jubilación anticipada se ha visto aprobada. Con la jubilación a la vista, Daniel planea dedicar más tiempo a su familia y y sus aficiones, como descubrir los rincones de su querido Villarcayo. A pesar de que se enfrenta a la despedida de un trabajo que ha sido el centro de su vida durante más de dos décadas, asegura que lo que más le costará dejar atrás será el contacto cercano con las personas, quienes siempre han sido una parte esencial de su existencia.
