El emblemático kiosko del Hospital de Basurto se prepara para un relevo. Su actual responsable, Mónica, dejará el negocio el próximo 30 de abril para centrarse en la maternidad. Tras años de trabajo en el establecimiento, primero junto a su madre y luego al frente del mismo tras su fallecimiento en 2021, Mónica ha decidido dar un cambio radical a su vida.
«Se trabaja non stop, y a pesar de ser solo un kiosko, al estar en el hospital es mucho más», explica. Asegura que es un empleo que requiere mucha empatía y humanidad. «Aquí la gente normalmente no viene para algo agradable, vienen nerviosos, enfadados o incluso alterados, así que hay que tener mucha mano izquierda. Es un trabajo muy humano, de escuchar, calmar y ayudar en lo que se pueda».
Por eso, para continuar con el kiosko, busca a alguien capaz de ofrecer ese trato cercano y atento que se ha convertido en seña de identidad del negocio.
Una anécdota de película
Entre los muchos momentos que ha vivido, Mónica recuerda con especial asombro una anécdota ocurrida el año pasado. «Un hombre atracó una sucursal en Indautxu, cogió un taxi y fue al hospital, donde se encerró en el baño para cambiarse y dejó allí la peluca«. Mónica fue la única que vio al sospechoso y ya entonces le pareció raro. Poco después, cuando encontraron la peluca, se descubrió lo que había sucedido. «Fue una mañana de locos, con la policía por todas partes», recuerda.
