
Hace ya unos años que descubrí que hay muchas personas que están solas y no quieren estarlo.
Nadie llama a su puerta, a su teléfono, nadie las invita a nada.
Hasta la voz de su conciencia está ya ausente, de cansada.
Su cerebro ha dejado de pensar y de enviarle impulsos y ganas de vivir.
La familia, ¡ah!… la familia… es como el sol. A veces aparece… y otras no.
Pero, de eso hablaremos otro día.
El ser humano es un animal social. Le resulta imprescindible el contacto con otros seres humanos. O al menos con una voz que le diga cosas… que le cuente cosas. No solo que le induzca a comprar esto o lo otro… cosas cotidianas, que le hagan compañía.
Y si, además, le remueve sus emociones llevándole a un recuerdo a través de una canción…
Su día tendrá sentido…
Hay miles de personas solas, tímidas, tristes y pobres que nos escuchan a través de nuestros programas.
Piensa en ellos, compañero. Te necesitan cada día para vivir.