Profesores del colegio Scientia de Bilbao al límite tras meses sin cobrar
La situación en el colegio concertado Scientia de Bilbao es crítica y se sienten «desamparados». Desde febrero de 2024, algunos profesores no han recibido su salario. Los problemas comenzaron en diciembre de 2022, cuando la empresa Scientia School asumió la gestión del centro. Aunque el Gobierno Vasco protege parcialmente al profesorado mediante el sistema de pago delegado, esto solo cubre a ciertas plazas acordadas, dejando al resto sin cobrar lo que debería pagar la empresa.
La solución que daba la empresa era esperar a la venta del colegio Scientia Karmelo, en Donostia. Tras problemas económicos similares, se vieron obligados a cerrar el centro. Tras este cierre, está prevista la venta del edificio al Gobierno Vasco y con ese dinero solucionar los problemas que están ocurriendo en el colegio de Bilbao. Sin embargo, un representante del profesorado ha contado a Radio Nervión que esto «estaba previsto para octubre y ahora se ha retrasado a diciembre».
Algunos profesores han dejado el colegio, otros han optado por cogerse la baja y muchos siguen trabajando sin cobrar, por compromiso con el alumnado y sus familias. Desde el profesorado son conscientes de que «es un colegio pequeño», pero también alegan que «nunca había habido problemas importantes hasta la llegada de esta empresa». Anteriormente el colegio estaba gestionado por las Misioneras del Sagrado Corazón, que siempre estuvieron al corriente de pago.
Los profesores y familiares de alumnos están organizando concentraciones para exigir una solución. La próxima protesta será el 9 de diciembre a las 17:00 horas frente al colegio, en Campo Volantín, 36. Posteriormente, el 13 de diciembre a las 13:25 horas, llevarán su reivindicación al Gobierno Vasco, concentrándose en Gran Vía, 85.
Los afectados denuncian la precariedad de su situación y piden al Gobierno Vasco ayuda para garantizar los derechos de los docentes. También solicitan a la empresa gestora que asuma su responsabilidad y cumpla con los pagos pendientes. Confiesan que «siempre hay una promesa, pero la confianza la hemos perdido y las palabras son difíciles de creer».